Compartiendo piso con… Mi Mascota.

Hace unos días podíamos leer en los diarios de la región la noticia de una familia de Gijón que convivía en su piso, desde hace más de dieciocho años, con una serpiente pitón a la cual habían adoptado como mascota. Para ellos formaba parte ya de la familia, como un integrante más de la misma.

Muchos pensarán que, afortunadamente, no es algo muy habitual tener un animal de estas características en casa, incluso hay personas que son de la opinión de que los pisos tampoco son el lugar más idóneo para tener cualquier tipo de mascota. Esta opinión, sin embargo, posiblemente no sea la más generalizada, y los beneficios de tener una mascota en casa son defendidos por una gran parte de nuestra sociedad.

 

Los animales de compañía están considerados como una “medicina preventiva”. El cuidado y el afecto hacia ellos promueven la salud y prolongan la vida. Numerosos estudios demuestran que, por ejemplo, cuando los acariciamos, la tensión arterial se reduce, además de producir efectos relajantes en nuestro organismo. Y es que, sin duda, ellos son un magnífico antídoto contra el estrés y una fuente inagotable de amor y compañía.

 

Para los niños de la casa son enormemente educativos; les ayuda a desarrollar valores como la afectividad, la preocupación por el prójimo, el respeto a los seres vivos y el sentido de la responsabilidad.

Algunos beneficios de tener una mascota en casa:

1.-  Disminuyen el sentimiento de soledad: hacen que la personas se sientan más confiadas, seguras y protegidas.

2.-  Estimulan el contacto social y nos ayudan a estar en forma, al necesitar caminar y hacer ejercicio fomentan la práctica de hábitos muy saludables.

3.  Mejoran el humor, nos enseñan a disfrutar de las cosas sencillas de la vida.

4.-  Favorecen la recuperación de enfermedades: se ha demostrado que las personas que poseen mascota se restablecen más rápido de enfermedades como infartos, depresiones…

5.-  Sirven de apoyo a personas discapacitadas: particularmente los perros, que pueden llegar a convertirse en los ojos, los oídos o las piernas de personas que padecen ciertos impedimentos físicos.

 

 

Sin embargo, en nuestra labor comercial en la Agencia Asturias nos encontramos en algunas ocasiones con propietarios de pisos de alquiler o casas que nos especifican que busquemos inquilinos que no tengan animales de compañía. Es totalmente respetable y en cierta medida comprensible. Una vivienda de pocos años podría sufrir cierto deterioro si uno de nuestros adorables amiguitos acampa por ella a su libre albedrío sin ningún control. Pero quizás deberíamos fijarnos más en sus dueños que en el propio animalito, ya que estos últimos suelen ser, en gran medida, un reflejo de nosotros mismos.

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