Ayer de regreso a Gijón, en el coche, comenzamos a hablar de colores y mi hijo mediano al que le gusta mucho la pintura me preguntó:
«Mamá,¿ sabes cuál es el color que menos me gusta, el que no me gusta nada?»
Le contesté: «No, mi vida, ¿cuál?»
«Pues el negro, mamá. ¿Sabes por qué?
«¿Por qué, David?»»Pues porque se come a todos los demás. Si lo mezclas con cualquiera, sigue siendo negro. ¡¡Y ESO NO ME GUSTA NADA!!»
Después de acostarlo me puse a pensar que eso no pasa solo con los colores… con las personas pasa lo mismo.
¿Verdad que hay personas «oscuras» que si pasas tiempo con ellas te van quitando el «color»?
¿Verdad que hay personas «oscuras» que si pasas tiempo con ellas te van quitando el «color»?
Cuando era más joven, incluso llegué a pensar que podría ayudarles a cambiar de color, pero por más amarillo que ponía, no conseguía ningún resultado, y al final yo acababa oscureciéndome… Así aprendí que lo mejor es mezclarse con otros colores con los que poder crear nuevas tonalidades, pero fuera del negro.
Yo soy verde. ¿De qué color eres tú?