En primer lugar y aunque un poquito tarde quiero desear a todos un FELIZ AÑO 2014.
Todo aquel que me conoce un poco sabe que para mí la música es importante, y los que me conocen más saben que en realidad la música forma parte de mí, porque desde muy pequeña comencé a estudiarla y a quererla. Casi puedo decir que yo no me concibo a mí misma sin la que considero la más fiel compañera y por supuesto sin el más sufrido amante…
No tengo duda de que la vida es eso que cada uno quiera componer: algunos nos deleitan con una sencilla y preciosa melodía, otros más exuberantes construyen una magistral sinfonía, otros son el continuo repicar de tambores, y también existen aquellos que no logran afinarse porque les falta el diapasón…
Por eso, me he propuesto para este año empezar a compartir desde un lenguaje más personal las experiencias, opiniones, pensamientos y sentimientos que me surjan a lo largo de estos 360 días, tanto sobre asuntos profesionales como del día a día de una mujer, madre, hija, amiga, o simple espectadora… Y para ello me serviré de la música y sus elementos, porque estoy segura que muchos de nosotros estamos en sintonía, y confío en que podamos vibrar en la misma frecuencia.
Y en este primer post quiero compartir lo que me ha sucedido estas Navidades:
Tras un tiempo largo de mucha actividad en el trabajo, de viajes, comienzo de nuevos proyectos, cambios internos y externos y de la continua toma de decisiones, decidí con mi familia (también en parte movida por motivos personales) terminar el año de una forma diferente. Necesitaba urgentemente recuperarme, retomar el contacto conmigo misma y con los míos, que había perdido por momentos. Necesitaba hacer una pausa… necesitaba SILENCIO…
He vivido la Navidad con 30 ºC, rodeada de una gran familia, con wifi apenas un par de horas al día, sin televisión… Mis cuatro “guerreros” y yo hemos hecho un viaje casi tan largo como el que harán los Reyes Magos para dejarnos los regalos…
He finalizado el año 2013 casi en silencio… porque necesitaba escucharlo, escucharme y escuchar a todo lo que me rodea… y ha sido muy positivo. Aquí estoy de nuevo: con una nueva composición para llenar de vida el 2014 con paz interior, con mucha ilusión, con fuerza y con decisión.
Y es que en la música, para poder valorar el sonido son imprescindibles los silencios… y saber colocar los silencios dentro de una composición es también un arte.
¿Te has parado alguna vez a escuchar la profundidad del silencio? Ahí empezarás a escuchar a tu verdadero yo…
Os envío una caricia musical…